Ser resiliente es la solución.
¿Qué significa ser resiliente?
La resiliencia se originó en los años 70 y podemos entenderla como el estilo de afrontamiento y adaptación a una situación estresante, donde se entiende cuál es el problema, su origen, cómo te afecta y qué puedes hacer, y todo ello desde una perspectiva realista, proactiva y asertiva. De esta manera, una persona resiliente no solo consigue sobreponerse ante una adversidad, sino que consigue que esta situación le haga crecer y salir fortalecido de ella.
Características de una persona resiliente
A continuación explicamos cómo saber si esta capacidad está dentro de nuestro día a día. ¿Cómo sabemos si somos resilientes? Si os sentís identificados con estas 3 características quiere decir que, efectivamente, sois resilientes.
- Convencimiento/Confianza. A pesar de que te encuentras en una situación que te genera estrés o incertidumbre, confías en que, no solo vas a conseguir superarlo, sino que sabes que aunque no tengas los recursos necesarios podrás afrontar la situación sin salir herido.
- Adaptación. Justo en ese momento en el que las cosas te están sobrepasando, antes de agobiarte y de que el estrés pase a controlarte a ti, eres capaz de tomar decisiones y llevar a cabo los cambios necesarios para afrontar la situación en la que te encuentras
- Paciencia. Eres consciente de que las decisiones que estás tomando para solventar esta situación inesperada, conllevará riesgos y tiempo, pero que a medio / largo plazo los beneficios te habrán merecido la pena.
A todas estas características añado una pregunta: ¿una persona resiliente será capaz de pedir ayuda? La respuesta, por muy inesperada que parezca, es SÍ.
Pedir ayuda no es otra cosa que una herramienta más de la que nos podemos beneficiar ante ciertas circunstancias y además, se encuentra dentro de nuestra capacidad de toma de decisiones y adaptación el poder hacerlo. Pedir ayuda no te hace más débil, sino que amplía las posibilidades de tu campo de visibilidad para no salir herido de esta guerra.
Cómo conseguir ser resiliente.
Si os ha encantado todo lo que habéis leído hasta ahora y queréis tener esta herramienta bajo vuestra manga, os diré que NO es sencillo, aunque tampoco imposible. Aquí os dejamos algunas pautas para conseguir que la resiliencia forme parte de nuestro día a día:
-
Auto-observación / autoconocimiento. Términos que os suenan si nos leéis a menudo. Si nos observamos y conocemos a nosotros mismos, seremos capaces de identificar dónde solemos fallar y poder rectificar si es necesario.
-
Presta atención a cómo te hablas. Etiquetarnos como «soy un desastre» de forma constante NO ayuda a mejorar nuestros problemas. Quizá esa situación fue un desastre pero NO tú en tu totalidad. Piénsalo. Sonríe y ¡háblate como te gusta que te hablen!
-
Busca un aprendizaje. Esto no te hará sufrir menos en el momento en el que el estrés se haya apoderado de ti, pero sí te hará saber qué es lo que NO quieres que te vuelva a ocurrir, sin duda ¡jugarás con ventaja a la próxima!
-
Equilibrio emocional. Identificar nuestras emociones y gestionarlas hará que ellas no nos controlen a nosotros. Esto es importante ante los momentos de impulsividad y de «mandar todo a freír espárragos» como habitualmente queremos hacer.
-
Pon límites. IMPORTANTE. Los límites los pones TÚ. No las demás personas ni las circunstancias que te rodean. Para conseguir esto vuelve al primer punto (autoconocimiento) para generar confianza en ti mismo en primer lugar.
-
Pide ayuda. Porque SÍ puedes hacerlo. Puedes decir BASTA si lo necesitas, porque quizá no estés viendo el problema desde todos los ángulos, quizá no estás utilizando tus herramientas de forma útil y quizá otra persona pueda aportarte más ángulos desde donde mirar, y NO es de débiles.
-
¡Añade humor a tu día a día! Imposible que no os haya pasado… tras una desastrosa situación en la que solo querías que se acabara el día, y después de varios meses después cuentas la anécdota riéndote sin poder parar, y entonces es cuando tu cerebro piensa «¿para esto cogiste el berrinche de tu vida el otro día?».
Ser resiliente en pareja
¿Para qué ser relisiente en pareja?
¿Te imaginas enamorarte todos los días de tu vida? O mejor dicho… ¿NO «desenamorarte«?
Esto es posible gracias a la resiliencia (entre otras cosas) que tenemos con nuestra pareja. Una vez que sabemos qué es ser resiliente y cómo conseguirlo, os contamos los beneficios de serlo con tu pareja.
- Mejora la comunicación. La comunicación es de las cosas más importantes dentro de una pareja, conseguir tener una comunicación fluida con nuestra pareja hará que nuestra relación cambie.
- Podremos conseguir ser respetuosos con nuestra pareja, pudiendo así adaptarnos a las necesidades de nuestra pareja con mayor facilidad.
- Tendremos una mayor empatía por lo que los problemas existentes con nuestra pareja serán de menor envergadura.
- Apoyo. Conseguir pedir ayuda hará que nuestra pareja vea que confiamos en ella, que valoramos su opinión y esto hará que la confianza con nuestra pareja también mejore.
- Momentos de complicidad. REÍR JUNTOS. Algo tan simple puede llegar a ser TAN importante. Valorar los momentos de complicidad añadiendo ese humor a nuestra relación hará que ¡los problemas sean menos problemas!
Además de todo ello desde Dharma colaboramos con profesionales del derecho, donde hemos conseguido crear un método en el que la resiliencia toma toda la importancia.
Recordemos que: «juntos siempre, SIEMPRE somos más fuertes!
Rocío Martín
Psicóloga infantojuvenil, experta en relaciones familiares.