¿Qué significa ser pragmático?

El pragmatismo como base filosófica.

Para poder entender qué consideramos como «persona pragmática», en primer lugar tenemos que saber que el pragmatismo es un movimiento filosófico que tuvo lugar durante el siglo XIX de la mano de autores como el conocido Williams James, el cual consideraba que el pragmatismo aúna la verdad y lo realmente útil. Es decir, a grandes rasgos defiende que «un conocimiento es válido solo si tiene una utilidad práctica».

Williams James hace referencia a algunos términos clave para poder entender cuándo algo es práctico:

  • La verdad. Entendiendo la verdad no como una finalidad metafísica y por encima del resto del conocimiento, sino añadiendo como propósito  principal detectar y satisfacer las necesidades ( normalmente sabremos si han sido satisfechas a posteriori).
  • La experiencia. Proceso por el cual podremos obtener la información suficiente para reconocer nuestras propias necesidades.
  • La investigación. Considerada como el instrumento por el cual podremos facilitar una acción, es decir, nos ofrece la posibilidad de aprender diferentes caminos para diferentes posibles «soluciones».

¿Soy una persona pragmática?

Una vez que sabemos cuál es la base del pragmatismo, podemos explicar cómo ha evolucionado socialmente el uso de este término. Son muchas las diferentes herramientas que podemos utilizar para adaptarnos a las diferentes circunstancias que nuestro propio entorno nos ofrece. De esta manera, el pragmatismo propone que éstas herramientas han de ser útiles y prácticas con nuestros propios propósitos. Y es entonces cuando podemos decir que somos personas pragmáticas, es decir, damos PRIORIDAD a lo útil y práctico de las cosas, centrándonos en ésto a la hora de definir objetivos concretos.

Aquí surgen muchas dudas, ya que dependiendo de cuáles sean nuestras circunstancias, nuestras posibilidades van a cambiar, y esto es lo que nos va  a demostrar si realmente somos personas pragmáticas o no.

¿Puedo aprender a ser una persona pragmática?

Esta es una de las preguntas más comunes que nos solemos hacer, pero antes nosotras os lanzamos otra: «¿Quieres ser una persona pragmática?»

Ser una persona pragmática conlleva consigo «riesgos» que se han de asumir, ya que ante ciertas tomas de decisiones durante nuestra experiencia vital, en muchas ocasiones nos influyen otros aspectos «menos prácticos». Os dejamos algunos ejemplos para que entendáis mejor a lo que nos referimos con «menos práctico»:

  • Emociones y/o sentimientos como  echar de menos algo o a alguien va a influir en nuestra toma de decisiones, sea esto útil o no, porque recordemos que ante todo somos personas.
  • Gustos o preferencias. En algunos casos prevalece el sentirse cómodo con lo que se hace a que esto sea práctico. Por ejemplo a la hora de elegir un trabajo el cual económicamente sea «mejor» pero no nos guste el desempeño del mismo.
  • Valores. Si tomamos como base nuestros principios y valores, algo puede ser práctico mientras que para otra persona no lo sea. No hay nada más frustrante que ir en contra de nosotros mismos.

¿Esto quiere decir que ser pragmático es negativo? La respuesta es no.

Es posible ser pragmático teniendo en cuenta todos los términos anteriores que, evidentemente, influirán en nuestra toma de decisiones. Esto es lo que nos hace ser coherentes con nosotros mismos y con nuestros propósitos, en definitiva, es lo que nos hace ser más humanos.

Aprendizaje pragmático.

Existen diferentes estilos de aprendizaje, y el pragmático es uno de ellos. Tanto en el aula como en el ambiente familiar podemos encontrarnos con personas que prefieran dar sentido al conocimiento adquirido, y para ello utilicen la práctica. Este tipo de personas encontraran más difícil estudiar algo «teórico» o «de memoria», causándoles estrés y/o ansiedad, sin embargo serán más resolutivas a la hora de llevarlo a la práctica.

El aprendizaje pragmático está en auge, y se puede observar en los diferentes estilos de educación que actualmente nos podemos encontrar (la mayoría basados en la cooperación y creación de ideas propias) en el aula, donde se hacen muchos trabajos grupales, se premia las ideas más creativas y la búsqueda de información autodidacta, podemos incluir aquí al método Montessori entre otros.

En definitiva, las personas que optan por un estilo de aprendizaje pragmático son aquellas que además de ser prácticas, no suelen tener problemas en la resolución de conflictos, ya que cualquier conflicto se presenta como un desafío para encontrar la solución más acertada en cada caso.

Recordad que todo es posible a través de un entreno, un ensayo-error, por lo que podemos entrenarnos para ser más pragmáticos (siempre y cuando asumamos los riesgos necesarios) si esto está dentro de nuestro propósito de vida.

 

«La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir».
Gabriel García Márquez

                                                                  Rocío Martín Duque. Psicóloga infantojuvenil.

 

-Si te ha gustado esta entrada en el blog o si quieres saber algo más específico no dudes en contactar o dejar un comentario. Nos ayuda a saber tus inquietudes. Puedes compartir en redes-